Como ITESO, la identidad ignaciana es nuestro modo de ser universidad, desde una tradición educativa de más de cinco siglos, con un estilo particular de realizar las funciones sustantivas universitarias promoviendo la justicia, la inculturación y la reconciliación tanto ad intra como ad extra. Esa identidad, la continuamos construyendo, la actualizamos en nuestro aquí y ahora porque reconocemos en la realidad los clamores y las posibilidades de transformación; desde esta convicción espiritual, en diálogo con todas las culturas y saberes, asumimos nuestra misión educativa; en consonancia con la misión de la Compañía.

Es el sello distintivo de nuestro modo de educar. Este modelo consiste en un conjunto integrado de principios y experiencias pedagógicas con las características de: utilidad, justicia, humanidad y fe (utilitas, iustitia, humanitas y fides). Este paradigma inspira tanto la gestión educativa, como la docencia, la investigación y la proyección social. 

Es importante generar espacios a través de los cuales la Universidad se acerque al mundo con la convicción de escucharlo, compadecerse y generar posibilidades de vida plena para todas y todos.

Convendría tener en mente las preferencias apostólicas universales de la Compañía de Jesús y las prioridades estratégicas del Plan estratégico AUSJAL 2019-2025, a saber:  discernimiento Ignaciano, caminar con los pobres, vulnerables y excluidos, acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador y el cuidado de la Casa Común; El fortalecimiento de la identidad, misión y liderazgo ignaciano; la promoción de un modelo universitario innovador con un uso crítico y humanizador de la tecnología; la contribución e incidencia en los procesos de transformación social de sus sociedades y el fortalecimiento, en red.